Ecos de una ciudad sumergida.

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miércoles, 28 de diciembre de 2011

WOLVES IN THE THRONE ROOM - Celestial Lineage (2011)


Mucho he tardado en escribir la reseña de uno de los discos que más han dado que hablar este año, aunque sinceramente he necesitado bastante tiempo para aclarar las ideas respecto a un álbum, y una banda, que se han convertido en todo un fenómeno capaz de traspasar las fronteras de la comunidad blacker. Desde el moderneo indie de Pitchfork a su homólogo estatal encarnado en el cartel del Primavera Sound (patrocinado por las inefables Rock de Lux y Vice) ensalzan las virtudes de Wolves In The Throne Room y por extensión de la oleada de nuevas bandas estadounidenses que desde diferentes acercamientos están llevando a cabo toda una revitalización del género. Esta exaltación repentina por parte del gafapastismo internacional me provoca cuanto menos desprecio, más aún cuando uno es consciente de que en dos días se les habrá pasado y se lanzarán en pos de un nuevo género "rarito" al que encumbrar. Sin embargo, al final uno tiene que aislarse de todo lo superficial y centrarse en la música, que a fin de cuentas es lo importante. Y si alguien sabe componer música de calidad esos son los hermanos Weaver, que con Celestial Lineage entregan su cuarto LP y el que cierra la trilogía comenzada con el monumental Two Hunters (2007). Tres discos a través de los cuales Wolves In The Throne Room han ahondado en una propuesta que pivota sobre los legados de Burzum y Emperor llevándolos a un nuevo nivel de evocación y ambientalismo. 


No os dejéis engañar, eso del blackgaze es una patraña, o en todo caso nada nuevo para quien conozca medianamente propuestas como las de Burzum. Casi dos décadas lleva el loco de Vikernes regalándonos joyas de minimalismo cósmico y nadie había sentido la necesidad de ponerle una estúpida etiqueta más allá de la de black metal, hasta que en 2011 a algún gurú de las tendencias se le ocurrió que eso del black ambiental podía venderse como un producto nuevo. De eso nada, me niego. Wolves In The Throne Room es un grupo fantástico, y los mejores continuadores de la senda abierta por los citados Emperor y Burzum. Cogiendo las estructuras monumentales de los primeros y los universos hechos con dos mimbres del segundo, el dúo estadounidense le ha añadido unas sonoridades ambientales espectaculares que han devenido en una propuesta remozada y con una personalidad indudable. Celestial Lineage ahonda aún más en esos últimos aspectos, aunque sin perder de vista los elementos preponderantes que encumbraron Two Hunters como su mejor disco hasta la fecha y uno de los mejores albumes de black metal del nuevo milenio. Entre esos elementos está la inclusión de nuevo de la vocalista Jessica Kenney, que vuelve a estar espectacular encumbrando Celestial Lineage a nuevas cotas de belleza. Como comentaba no estamos ante un trabajo que alcance la grandeza de Two Hunters, pero a cambio nos regala las suficientes novedades de calidad como para poder disfrutarlo enormemente. Entre ellas el intrincado trabajo de guitarra de Nathan Weaver, mucho más denso que de costumbre pero que gracias a una claridad de ideas prodigiosa deviene en una monumental edificación sonora. En líneas generales se trata de un trabajo mucho más sofisticado que sus predecesores, y aunque se puede echar de menos el primitivismo de aquellos, tampoco desagradan, ni mucho menos, la inclusión de teclados y reminiscencias sinfónicas que les acercan aún más a sus adorados Emperor. La impecable producción que han elegido para la ocasión no es sino una confirmación de esta tendencia. Muchas son las cualidades del álbum: profundo, complejo, con unas progresiones de estructuración casi clásica y un poder de evocación envidiable que hace que a pesar de lo intrincado de la propuesta su escucha sea de una facilidad insultante. Valores suficientes para permitir a Wolves In The Throne Room seguir siendo la referencia a seguir en cuanto a black metal ambiental se refiere, con el permiso de sus compatriotas Agalloch, por supuesto.


Celestial Lineage no llega a las cotas de grandeza de Two Hunters, pero posee tanto peso específico y virtudes que le bastan para encumbrarse con pasmosa facilidad como uno de los mejores discos del año. Todo un universo encerrado entre surcos de vinilo. Grandes. 

NOTA: 9,25/10


3 comentarios:

Abbath dijo...

Sí que es curioso lo de este nuevo interés por estos sonidos del mundo "moderno". También te digo que gracias a eso voy a poder ir a ver a Godflesh ( sin duda espero que sea uno de los conciertos de mi vida),napalm death, sleep y a los wolves al primavera sound aunque tenga que tragarme luego a los franz ferdinand (el alcohol es la solución. Por cierto chulthu, a ti que te parecen los liturgy? yo no los trago, no se por qué...

Cthulhu dijo...

Tranquilo Abbath, que pasado mañana esos señores se habrán olvidado del black metal y estarán pajeándose con el electro-pop albanokosovar o alguna otra rareza que encuentren por el mundo. Respecto a Liturgy, no son una mala banda ni mucho menos, pero en la música también hay algo muy importante: la actitud. Y esos señores, con su infumable carta publicada este año, no sólo se han cagado en la maravillosa trayectoria del black metal estadounidense (declarando que es necesario crear un nuevo género que no copie al europeo, como si en EEUU no se llevara más de una década haciéndolo), sino que encima han hecho gala de un tufillo intelectualoide de baratillo y una arrogancia pretenciosa más propia de los Smashing Pumpkins que de una banda con los pies en el suelo. Y por eso merecen arder an el Infierno.
Y claro que sí, para algo bueno que tiene que el black esté de moda, aprovéchalo disfrutando del cartelazo del Primavera. Sin remordimientos y llevándote por delante a todos los indies que puedas,jajajaj
Por cierto, que se rumorea que pueda caer también David Bowie!! Que no se si te gustará, pero a mi no me importaría nada verle, sinceramente.

Abbath dijo...

A mí también, y a los afghan whigs, off!, orthodox... y también me gustan yo la tengo, yo escucho de todo