Ecos de una ciudad sumergida.

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jueves, 13 de octubre de 2011

TAAKE - Noregs Vaapen (2011)



La espera ha tocado a su fin, y ya tenemos entre nosotros el esperadísmo nuevo álbum de los noruegos Taake. La banda, o más bien el proyecto de ese genio que responde al nombre de Hoest, encara con Noregs Vaapen su quinto álbum de estudio, desde que comenzaran su andadura allá por 1993 bajo el nombre de Thule (1993-1995). Casi 20 años de carrera en las que Taake ha destacado como uno de los grupos más en forma de una escena, la noruega, que ha visto cómo la hegemonía del género se le escapaba de las manos en favor de países como Francia o los Estados Unidos, hoy abanderados del black metal del siglo XXI. Conscientes de ello, la formación nórdica supo desde un principio conjugar con maestría las raíces musicales del black metal noruego con otras influencias, como la pulcritud y técnica del heavy metal o los riffs contundentes de Black Sabbath, que les hicieron granjearse el respeto tanto de la vieja guardia como de las nuevas generaciones de fans. Obras maestras como Over Bjoergvin Graater Himmerik (2002) o Hordalands Doedksvad (2005) hablaban de una banda que encaraba el cambio de siglo tocada por la varita mágica de la excelencia, a pesar de los gritos estériles del sector más inmovilista y fosilizado de la escena. Su debut autotitulado de 2008 se vio como un ligero paso atrás, más por el impresionante nivel al que nos tenían acostumbrados que porque áquel fuera un mal disco, que no lo era. Consciente de ello, Hoest ha esperado tres años para pulir las composiciones y sonido de su nuevo ataque frontal a nuestras cervicales, dispuesto a reclamar un trono que por discografía siempre fue suyo.


Si algo ha caracterizado a Taake en sus casi dos décadas de historia ha sido una constante inquietud y ganas de cambio, así como una tremenda valentía para llevarlas al terreno de los hechos en un género plagado de ortodoxia e integrismos. Noregs Vaapen no es una excepción, volviéndonos a encontrar con una demoledora amalgama de tradición e innovación empaquetada en nueve cortes de una excelencia compositiva insuperable. El frío cortante e hiriente propio del black metal primigenio está ahí, pero conviviendo con unos solos heavies de infarto, y unos riffs para que te lances como un poseso a hacer headbanging. Las melodías son otra parte inseparable de la propuesta de los noruegos, una de las claves de que la música de Taake sea irresistiblemente adictiva, y por qué no decirlo, accesible. En un estilo, el del metal underground en general, en el que esa palabra es poco menos que una herejía, Noregs Vaapen abraza con total honestidad el verdadero significado de la misma, que no es otro que llegar con su música al mayor número de oídos posibles, sin que por ello se queden por el camino ni su actitud ni sus principios. Y es que ya les gustaría a la mayoría de amantes de los sonidos sucios y el black punkarra (que generalmente oculta la ausencia total de talento) acercarse siquiera un ápice a la calidad compositiva de la que hace gala el señor Hoest. De nuevo volvemos a encontrarnos con un álbum de guitarras, en el que la labor del noruego a las mismas es el eje vertebrador de todos los demás elementos del disco. Sin miedo a abrazar los postulados del black'n roll que ellos mismos ayudaron a escribir, los 46 minutos de Noregs Vaapen son una incitación constante a dejarte las cervicales en su escucha, con unos riffs muy sabbathicos pero que no pierden de vista la afilada mordiente de las raíces del black metal. Y para todos aquellos que les tachan de poco menos que traidores, ahí estan las colaboraciones de leyendas como Nocturno Culto, Attila Csihar o Demonaz para callar sus ignorantes bocas. Pero sabedores de que la mejor manera de honrar al pasado es mirar al futuro con valentía, Taake vuelven a introducir nuevos elementos en su música, en este caso en la forma de instrumentos como  la mandolina, el mellotron y el banjo (el solo que se casca Hoest en Myr es bestial!!). Tampoco hacen ascos a la inclusión de samplers, que unido a una producción soberbia (ni sucia ni sobreproducida, simplemente en su punto) dotan al conjunto de un sonido y contundencia espectaculares. Difícil se me hace resaltar un tema sobre otro, ya que los 7 son auténticas maravillas, así que directamente os emplazo a que los escuchéis y elijáis por vosotros mismos. Las palabras se me quedan cortas para describir la redondez de un álbum como Noregs Vaapen, así como los agradecimientos por la existencia de una banda con el talento y los cojones de estos tíos.


Taake lo ha vuelto a hacer, demostrando con Noregs Vaapen que la decadencia tan sólo ataca a los inmovilistas. El disco de black metal del año sin ninguna duda, que trasciende los propios límites del género enarbolando todo lo que hace grande al metal en su conjunto. Contundencia, brillantez compositiva, gancho, y unos riffs para romperte el cuello. Otra paso más en una carrera de escándalo.

NOTA: 10/10


3 comentarios:

Karba dijo...

Amigo Insondable, TAAKE es una de mis cuentas pendientes desde hace lustros ya en el black metal, uno de esos grupos que siempre están ahí pero a los que no acabas de hincarle el diente. Creo que les ha llegado su momento y comenzaré por éste que nos brindas en bandeja, porque me ha puesto usted los dientes muy muy largos.

Un cordial saludo, maestro.

Kvaser dijo...

La verdad yo encontré bien fome este disco. Salvo algunos pasajes, lo siento demasiado calculado, sin garra.

Cthulhu dijo...

Karba: la verdad que prácticamente cualquier álbum de su discografía es una buena elección, porque es casi perfecta! Espero que te guste éste, y espero tu valoración sobre él! Un saludo!

Kvaser: a mí un disco que me hace mover las greñas como éste me parece que va sobrado de energía, pero supongo que cada persona vive las cosas de una manera diferente. Puede que la producción y la ejecución del disco, ambas muy cuidadas, den la sensación de cierta frialdad, sobre todo si se está acostumbrado al sonido más espartano que suele predominar en el black. Pero yo creo que unas composiciones de este calibre merecen sonar lo mejor posible.