Ecos de una ciudad sumergida.

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jueves, 24 de junio de 2010

MEMORY DRIVEN - Relative Obscurity (2009)

Otra puñetera joya del año pasado que se me había escapado. Vaya añazo, por el amor de Satán. Lo que me tiene anonadado es que lo que uno va descubriendo no son discos de calidad media que se habían mantenido fuera del su radar, sino fantásticos lanzamientos con capacidad para competir en las listas de lo mejor del año, y que debido a la avalancha de obras maestras que vivimos en 2009, se han visto injustamente oscurecidas por el velo del desconocimiento. Éste es el caso que nos ocupa. Memory Driven es el proyecto personal de ese dios del doom que es Dennis Cornelius. Si no le conocéis, veinte latigazos en la plaza del pueblo para vosotros por impíos. Porque estamos ante un señor que ha formado parte de los imprescindibles Revelation, y que con ellos compuso esa obra maestra llamada ...Yet So Far en 1995. No contentó con ello formó más tarde OverSoul pariendo otra puta maravilla, de nombre Seven Days In November (2000). Lamentablemente, y debido a tensiones internas, la banda se deshizo poco despúes. Incapaz de estarse quieto, Cornelius cambia la guitarra por las cuatro cuerdas y entra a formar parte como bajista en Place Of Skulls, la banda de otra leyenda como es Victor Griffin. Con ellos graba el excelente The Black Is Never Far. De nuevo problemas internos, como es la problemática de encontrar un nuevo batera para la formación, hacen que nuestro protagonista se desespere y vuelva a su Oklahoma natal. Allí pasa otros tres años como bajista de Dwell Within, pero cada vez tiene más claro que necesita poner en marcha un proyecto mucho más personal, y en el que vuelva a tocar la guitarra tras los cinco años que ha pasado ejerciendo exclusivamente como bajista. Fruto de esta intención, y rodeandose de tres talentosos músicos de la zona ( Chris Greenway como segundo guitarra, David Newcomb al bajo y sintetizadores y TJ Mansfield en la batería), pone en marcha Memory Driven, grabando en 2009 el álbum que traigo hoy, Relative Obscurity.

Relative Obscurity es de lejos el proyecto más personal de Cornelius, y supone desde ya uno de los álbumes más originales y únicos que se han parido en el doom en muchísimo tiempo. Aunque siendo sinceros, estamos ante un álbum que trasciende, y mucho, esa etiqueta. Influencias como las de Tool o Alice In Chains son más que evidentes, y hacen que el disco entre en una categoría de difícil encorsetamiento estilístico. Se nota que nuestro protagonista le tenía ganas a las seis cuerdas, porque el trabajo que aquí realiza con la guitarra es increíble, y se nota el amor, mimo y cuidado que ha puesto en el trabajo con su instrumento. Los cortes son acojonantemente melódicos, épicos, careciendo Relative Obscurity de momentos que bajen de la categoría de excelentes. A destacar el trabajo que lleva a cabo David Newcomb con los sintetizadores, omnipresentes durante la hora que dura el álbum, y que en parte son los causantes de que Memory Driven tengan un sonido tan sumamente personal. Entre canción y canción, además, se intercalan interludios donde los sintetizadores nos preparan para el siguiente viaje estratosférico de la banda. Hay mucho del grunge de principios de los 9o en este álbum, y los ecos de Alice In Chains o Soundgarden se pasean por cortes como Heavens Vast o Forever Lasting Sadness, aunque siempre desarrollados de la mano de unas estructuras complejas más propias del metal progresivo que del revival rock de aquella época. La voz de Cornelius es fabulosa, y casa a la perfección con el espíritu del álbum, unido a unas letras llenas de melancolía que nuestro hombre escribió junto al bateria de OverSoul y Dwell Within Patric Barrett. Todos los temas del álbum son ciertamente excelentes, pero si tuviera que remarcar alguno, esos serían la titánica y muy doomer Moment, con un Cornelius exquisito a las voces, o la siguiente Ostrakon, compuesta por todos los miembros de la banda, y que gratamente nos muestra que Memory Driven puede ser más que el compendio de los talentos superlativos del guitarrista. De hecho es uno de los momentos álgidos de Relative Obscurity, y un tema que de verse apoyado por una mayor difusión, se podría haber convertido en uno de los hits metálicos del año. Poco más puedo añadir como comentario de un álbum excelente, y que por momentos roza la perfección. Esperemos que la banda tenga la estabilidad necesaria para continuar y sigan en el futuro ahondando en la senda abierta por Relative Obscurity. Yo al menos lo deseo fervientemente, porque en mi opinión suponen una de las promesas más importantes que ha dado el doom norteamericano en muchísimo tiempo.

Una propuesta valiente, sincera, con una calidad compositiva desbordante. Chapeau!

Nota: 8,75/10


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